Os cuento la experiencia:
La motivación en esta actividad ha sido altísima. Los niños/as estaban muy ilusionados y llenos de emoción por todo lo que conllevaba: trabajar en grupo, ir a la sala de ordenadores, buscar por sí mismos información e imágenes... En una palabra: IMPLICARSE en su propio aprendizaje.
Sin embargo, como en todo proyecto cooperativo, también surgen los conflictos y, a veces, aparecen las lagrimas.
La tarde del miércoles 4 de marzo, antes de ir a la sala de ordenadores, todo comenzó con una explicación. Compartí con mis alumnos/as qué íbamos a hacer. Qué esperaba que buscaran y cómo hacerlo.
A continuación, los equipos y el reparto de países.
Les entregué la ficha con los datos a rellenar sobre sus respectivos equipos y las preguntas sobre los países. Por si queréis verlo, os dejo el enlace a la entrada anterior.
Una vez en la sala de ordenadores, con la ayuda de mi compañera Rosa, fuimos comprobando que estuvieran siguiendo los pasos e instrucciones que habíamos dado en gran grupo.
Al final de la sesión, uno de los equipos perdió su trabajo por no guardar los cambios en el documento de Word que estaban elaborando. ¡Momento del llanto!
Volvimos a la clase y estuvimos hablando sobre qué había pasado, cómo nos habíamos sentido, qué cosas habían ido bien y mal. Y sobre todo, pensamos qué podríamos hacer el próximo día y en otra situación similar.
A los dos días, aprovechando que teníamos dos sesiones seguidas de Lengua, pusimos en común el trabajo de todos los equipos: estuvimos leyendo lo que habían encontrado, buscamos alguna imagen más...
Por ultimo, confeccionamos un libro gigante entre todos.
Cada página ha sido elaborada por un equipo con la temática del país que les había tocado.
Sólo nos falta la portada.
Os muestro los resultados...
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