Hoy os traigo una reseña de un libro que leí con mis alumnos de 1º de Primaria hace 3 cursos.
Se llama Un cocodrilo misterioso y su autora es Ana Alonso. La editorial, Anaya.
Os dejo esto como aperitivo...
"La bruja Rebeca se ha encontrado un cocodrilo que no es lo que parece. Un hada lo hechizó hace mucho tiempo y, para deshacer el hechizo, tendrá que reunir cinco lágrimas especiales. Pero esas lágrimas tienen que caer en el frasco mágico a la hora exacta... ¿Conseguirá Rebeca ayudar al cocodrilo y romper el maleficio?
Tiene unas ilustraciones preciosas y un punto de intriga y humor que los peques de estas edades disfrutan muchísimo.
Este libro nos permite trabajar:
- Inteligencia emocional: Reconocimiento de emociones.
- Habilidades sociales, empatía.
- La lectura del reloj.
- La motivación hacia la lectura, a través de seres fantásticos como son las hadas, los enanos, las brujas...
¿Cuándo leerlo?
No es un libro muy extenso, pero por el tipo de letra, seguramente los niños no estén maduros para leerlo hasta mitad del segundo trimestre o incluso habrá que esperar un poquito para trabajarlo en el tercer trimestre de curso.
Además, hace bastante hincapié en que las lágrimas se consigan antes de una hora determinada. Para que tenga sentido para los niños, deberían ser capaces de leer la hora (en punto e y media).
En realidad, podríamos leerlo antes, si es que queremos leérselo nosotros o hacer un taller de cuentacuentos o una representación teatral con la ayuda de algún papá, mamá o abuelito.
Sin embargo, si lo que queremos es que los niños lean de forma autónoma, habrá que esperar para que hayan madurado lo suficiente como para entender la grafía y afrontar una lectura un poco más larga.
¿Cómo leerlo?
Tenemos varias opciones...
- Hacer una lectura colectiva.
Para ello necesitaremos tantos ejemplares como alumnos tengamos en clase.
- Hacer una lectura libre.
En un rincón que tengamos destinado para este fin. Podemos tener una alfombra, unos cojines... Y dejar un tiempo para que los niños lean individualmente o por parejas.
- Lectura en pequeño grupo.
Esta opción me parece muy interesante. Aprovecharemos que tengamos algún apoyo en clase. Bien sea de un compañero o de un voluntario (como los papás).
Haremos un grupo de 4 o 5 alumnos/as. El adulto estará vigilando, interviniendo lo menos posible.
Serán los niños los que, por turnos, vayan leyendo.
El adulto tendrá el papel de mediador. Es decir, vigilará la pronunciación y la fluidez, les hará preguntas de comprensión...
Lo bueno de esta opción es que los niños están mucho más centrados y la atención es más personalizada.
- Taller de cuentacuentos o títeres
Para esta opción o bien invitamos a un familiar, o bien lo preparamos nosotros mismos.
Los que me seguís hace tiempo, sabéis lo defensora que soy de las actividades internivelares y los talleres multidisciplinares.
¿Qué se me ocurrió?
Después de la lectura, hicimos títeres de los distintos personajes en clase y después fuimos a contarle el cuento a los niños y niñas de 3 años.
Os dejo unas imágenes de los títeres que hicimos.
¡Les encantó!
Actividades prelectura
- Motivación y aprendizaje cooperativo
Podemos enseñarles el título y la portada a nuestros alumnos y dejar que imaginen de qué va el libro.
Podríamos hacer grupos pequeños de discusión y debate. Como conclusión pueden hacer un dibujo y exponerlo después al resto de la clase.
- Asamblea
Viendo de nuevo la portada, podemos iniciar una discusión grupal sobre lo que sabemos sobre los dinosaurios y las hadas. Sobre los seres fantásticos.
Anotaremos sus ideas e iniciaremos un pequeño proyecto, si nos apetece. Actividades post lectura
Dictado y dibujo
En su cuaderno, cada vez que leamos unas cuantas páginas, hacer un pequeño dictado o un dibujo sobre ello.
Lapbook o libro gigante
En vez de trabajar en su cuaderno, podemos trabajar en hojas o cartulinas.
¿Qué cosas podemos incluir?
Hacer shapebooks (mini libros de formas) con la silueta de cada personaje, escribiendo dentro una pequeña descripción, por ejemplo.
Incluir un reloj al que se le muevan las manecillas.
Inventarnos hechizos.
Preparar una sopa de letras o unas palabras cruzadas con velcros.
Preparar un juego de memoria.
Inventarnos poesías o adivinanzas.
Preparar un juego de conteo, teniendo en cuenta la historia o sus personajes.
Cartas a los personajes
Cada alumno o por grupos pequeños de 3 alumnos, pueden escribir una carta a su personaje favorito, preguntándole sobre sus gustos, sus aficiones... Mural o exposición
En vez de hacer una representación o lectura para otro grupo, como hice yo, podemos hacer un mural para el pasillo: una escena del libro, maquetas en 3D de los personajes principales...
Otra idea sería que, por grupos de 3 hagan una marioneta de su personaje favorito. Para ello, haríamos una votación o un sorteo, para que no se repitan los personajes.
Final alternativo o personajes "extra"
Podemos imaginar "qué hubiera pasado si..." y que los niños inventen sus propias historias.
También podemos inventarnos a un personaje que no esté en el cuento y pensar en cómo podría ayudar a los protagonistas.
Película o corto de animación
Podríamos:
Repartir roles (decorados, resumen de las escenas, preparación de diálogos...) y hacer trabajo cooperativo en grupo pequeño.
Contar con la ayuda de las familias.
Hacer un proyecto colaborativo con algún otro curso.
Inventar nuestros propios dibujos en papel continuo grande y hacer una presentación de Emaze o un Power Point con hipervínculos.
Hacer disfraces y que cada niño sea un personaje. (Esta opción no me gusta tanto porque sólo son protagonistas unos poquitos, pero se podría hacer un debate y votación, si los niños quieren).
Utilizar alguna app o herramienta de dibujo o animación 3D.
¿Qué os parecen estas ideas? Os animo a comentar y compartir esta entrada o cualquier otra que os guste del blog. ¡Cualquier sugerencia es bienvenida!
En el curso 2013-2014 realicé varios lapbooks con mis alumnos de 1º de Primaria del CEIP Hermanos García Noblejas.
Al no ser un colegio bilingüe en ese momento (actualmente sí lo es), estos materiales los realizábamos en castellano, durante las sesiones de Conocimiento del Medio, principalmente.
La verdad es que disfruté muchísimo elaborando cada uno de ellos con la ayuda de mis alumnos, sus familias y algunas compañeras. Mejorando cada vez. Incluyendo cambios en el diseño y perfeccionando los acabados.
Las fotografías y el vídeo que os traigo hoy son, como introduzco en el título, sobre el lapbook que hicimos sobre los sentidos y los alimentos.
Ambos temas se ven tanto en Infantil, como en 1º y 2º de Primaria. Dan mucho juego para aprender cantidad de cosas, hacer experimentos, talleres... ¡A mí me encantan! Son de los primeros temas que vi el curso pasado.
¿Y por qué?
Porque al igual que el cuerpo humano y los primeros grupos y entornos sociales (familia, gente del barrio, el aula y la escuela...), son los temas que más se vinculan al niño. A su experiencia diaria.
A la hora de diseñar la programación del curso, independientemente de si usamos libros de texto o no, es bueno darle una "pensadita" (o unas cuantas) y reorganizar los contenidos de tal forma que el aprendizaje sea motivador y significativo.
De hecho, el primer lapbook que hicimos, lógicamente, fue sobre el cuerpo humano.
El segundo es este que os presento hoy.
Os cuento cómo organicé la elaboración.
Pasos
1. Informar a las familias
Una vez había decidido que este iba a ser el segundo tema que veríamos en clase de Conocimiento del Medio (lo que ahora sería Ciencias Naturales con la LOMCE), escribí una circular donde pedía la colaboración a las familias para que fueran investigando con los niños en casa.
Las circulares no tienen que ser aburridas y dejar fuera a los niños.
Podemos realizar una actividad de lectoescritura significativa. Hacer una plantilla dejando huecos donde los niños escribirán palabras clave.
Os dejo un ejemplo de cómo iniciar la carta.
También os recomiendo empezar el día o la sesión con una asamblea, independientemente de si estamos en Infantil o en Primaria.
Comentar con los niños el tema que vamos a empezar y hacer una lluvia de ideas para identificar:
- Conocimientos previos.
- Dudas a resolver.
- Temas de interés sobre los que podemos investigar.
Podemos tener a mano un papel continuo o una pizarra pequeña donde dejemos escrito lo que va surgiendo en la conversación, para que no se nos olvide.
Este sería el comienzo de un proyecto.
La metodología por proyectos y talleres es la que me parece, hoy por hoy, la mejor.
Sé que muchos maestros todavía no se atreven a "abandonar" los libros de texto y las fichas, pero de verdad que funciona y es mucho más motivador para los alumnos.
Sin embargo, si no se quiere hacer un cambio radical, sobre todo si estamos iniciándonos y nos sentimos inseguros, pequeñas actividades se pueden ir combinando con las metodologías y los recursos tradicionales.
Como os digo, podemos incluso hacer alguna actividad corta de motivación, como es un taller de los sentidos. Llevar al aula una "caja mágica" llena de sorpresas que los niños tendrán que descubrir y describir.
Os dejo una imagen de cómo puede ser la caja. No son mis alumnos, pero sirve muy bien para ver la idea.
¿No os encanta? Se puede respirar la curiosidad con la que están explorando.
Esta actividad nos sirve para despertar la motivación, como digo, pero también para desarrollar el lenguaje oral.
Este taller, podemos realizarlo en una sola sesión o bien, pedir de nuevo colaboración a las familias, para que cada niño cree y decore su propia "caja mágica".
Así lo hice yo con mi grupo de entonces y fue muy divertido.
Colocamos todas las cajas en un rincón del aula y, cada día, abríamos una o dos.
Un consejo útil...
Las emociones se disparan con este tipo de actividades y hay que tenerlo en cuenta para armarnos de paciencia si los niños se ponen muy nerviosos y saber cuándo "cortar" la actividad (si vemos que pierden el interés o está resultando demasiado intenso).
Lógicamente, cada niño quiere enseñar a los demás lo que ha traído y esos nervios juegan malas pasadas, especialmente en Infantil y Primero de Primaria, ya que los peques suelen ser muy impulsivos y les cuesta controlarse a esta edad.
Para evitar las rabietas, podemos elaborar un panel o un calendario que esté a la vista de nuestros alumnos, donde reflejemos qué cajas vamos a abrir cada día.
De esta forma, nos anticipamos y les ofrecemos una herramienta para aprender a gestionar sus emociones.
¿Qué cosas podemos meter en una caja mágica?
Objetos para desarrollar el sentido del olfato: pueden ser naturales, como alimentos o especias (canela, jengibre, orégano...), una pequeña planta o parte de la misma, como una piña, una flor o una hoja (procurando que sea encontrada, no arrancada) u otros objetos que tengamos por casa (jabón, colonia, una bolsa de basura perfumada, una barra de incienso, una vela de olor...).
Otras ideas pueden ser un saquito con tierra húmeda, una lata de atún (que abriremos con mucho cuidado) o un calcetín usado (aunque es un poco "guarrería"... ¡También hay que oler cosas que no sean tan agradables!)
En el mundo de los olores, se despiertan cantidad de emociones. Hay objetos que nos recuerdan a mamá, a un día especial que vivimos... Es bonito compartir ese tipo de cosas con nuestros alumnos, o hacer la actividad en casa y dedicar un rato en familia para recordar acontecimientos pasados.
Se me ocurre que también esto puede ser el inicio de otra actividad: Elaborar un mini-libro con anécdotas y recuerdos relacionadas con los olores.
También es curioso cómo un mismo olor puede gustar o no a las distintas personas. Habrá niños que huelan algo y digan "mmm... ¡qué bien huele!" y otros a los que no les guste nada.
Objetos para desarrollar el sentido del gusto: teniendo en cuenta posibles alergias, podemos incluir algo de fruta, un limón, una galleta, un poquito de sal, un trocito de queso...
¡Ojito!
Si hay alguna cosa dentro de las cajas que se pueda deteriorar, por favor, tenedlo en cuenta. No vaya a ser que se nos olvide días dentro de la caja y se nos llene de bichitos o moho. ¡Eso sí que sería una sorpresa! ^_^
Objetos para desarrollar el sentido del tacto: piñas, un ovillo de lana, algodón, un trocito de lija, una piedra, un palo del parque o una hoja, juguetes pequeños, objetos de la vida cotidiana (prendas de ropa, llaves, utensilios de cocina, gafas...)
Es importante que haya variedad, que contemos con objetos lisos, rugosos, blandos, duros, fríos, calientes... De esta manera, la actividad será mucho más completa y tendremos ocasión de aprender distintos adjetivos o cualidades sobre los objetos.
¡Advertencia de seguridad!
No incluyáis objetos potencialmente peligrosos, punzantes o cortantes.
Objetos para desarrollar el sentido del oído: un cascabel, un silbato, un pato de goma...
Si resulta complicado encontrar variedad, no pasa nada. Podemos poner una tarjeta donde escribamos una acción que produzca sonido:
- Dar palmadas.
- Silbar.
- Abrir y cerrar la puerta.
- Mover una silla.
- Abrir y cerrar una cremallera.
También podemos jugar a adivinar las voces de los compañeros.
Otra opción es no incluir objeto para este sentido, y realizar una audición en clase, haciendo uso de la tecnología, buscando en internet:
- Sonidos de animales.
- Sonidos de medios de transporte.
- Sonidos de la naturaleza.
- Sonidos de la ciudad.
- Sonidos cotidianos del hogar
Para encontrar estos sonidos podéis acudir a Youtube o a un banco de sonidos gratuitos.
Objetos para desarrollar el sentido de la vista: esto quizá sea lo más fácil. Sin embargo, para darle un poco de "gracia" podemos recortar una foto y jugara adivinar "qué es".
Otra opción es tapar los ojos a uno de los niños y que otro le describa lo que está viendo para que sea él quien lo adivine.
También podemos jugar a los dibujos inacabados.
Comenzar a dibujar en un papel o en la pizarra cualquier objeto, que los niños tendrán que adivinar.
Podemos hacer dos equipos y que sea como un "pictionary" gigante.
En el vídeo os enseño un poco el resultado final, aunque la calidad del mismo quizá no es la mejor.
Volviendo al lapbook... 2. Recopilamos información y recursos.
Una vez informados a los papás, recopilamos toda la información que podamos: libros, revistas, recortes, fotografías, dibujos, juegos de palabras, pasatiempos, lecturas curiosas, cuadros resumen...
En otro momento de asamblea, iremos mostrando lo que ha traído cada uno. Leyendo lo que podamos, con ayuda, etc.
Podemos también invitar a las propias familias a que nos cuenten qué han investigado en casa.
Otra idea es que cada niño puede preparar una "mini-presentación" de 5 minutos donde expongan a sus compañeros lo que han encontrado. Esta idea permite que se vayan acostumbrando a hablar en público y mejoren su expresión y habilidades sociales.
3. Pensamos en el diseño del lapbook
En otras ocasiones os he dejado vídeos sobre cómo elaborar un lapbook, ya sea con cartulinas o separadores de colores (de los típicos de oficina).
De todas formas, os dejo el link por si lo queréis ver.
En función de la cantidad de material que tengamos, decidiremos si hacemos un lapbook doble o triple. Añadir cartulinas tamaño folio a modo de solapa, tanto por arriba como por abajo, nos permite incluir muchas más cosas.
En el cole del que yo os hablaba, había una compañera que hizo un análisis sobre el tipo de actividades que se podían incluir en el lapbook para procurar que así fuera más variado. Vio que hay actividades de análisis y síntesis.
De todas formas, aquí entra la creatividad de cada uno porque lo bueno que tiene este material es que es totalmente personalizable.
Como he enseñado otras veces, hay muchas plantillas descargables que podemos imprimir y utilizar:
- Ruletas
- Flipbooks.
- Petalbooks.
- Sobres.
4. El acabado y los materiales, importan.
Según te vas metiendo en el mundo de los lapbooks, te das cuenta de que no es lo mismo imprimir las cosas en un folio y colocarlas sin más, que pegarlas en una cartulina y plastificarlas.
Si vamos a meter actividades interactivas, como pueden ser los crucigramas y queremos que pasada una semana el lapbook no esté para tirar a la basura, es importante tomarse el tiempo de ser cuidadoso y "forrar" todo aquello que vaya a tocarse mucho.
Otra cosa importante es la forma de usar el velcro. Cuidado con la parte que ponemos sobre la cartulina y sobre las cosas que metemos en los bolsillos... Si la parte que pegamos al "esqueleto" es la suave, genial. Y si es la rugosa, cuidado con que se "enganchen" otras cosas que tenemos dentro para que no se deteriore.
Lo mejor es ser sistemático y hacerlo siempre igual.
5. Los niños son los protagonistas
El acabado final depende del trabajo de los niños.
No caigáis en la costumbre del perfeccionismo impidiendo que los niños participen en la elaboración del libro...
Es verdad que, dependiendo de la edad de nuestros alumnos y lo habilidosos que sean, podemos darles más o menos tareas para hacer.
Sin embargo, considero muy positivo que sean protagonistas en todo momento.
Que les demos cosas para recortar, pegar, colorear, escribir...
¡Con la práctica, irán saliendo mucho mejor!
Os dejo una presentación de fotos de cómo nos quedó y un vídeo.
Hoy os voy a hablar del periodo de adaptación de los niños a la escuela.
¡El motivo principal de escribir esta entrada es que mi sobrina Carlota ya ha empezado el cole!
Los que estéis en España diréis: ¿tan pronto?
No os asustéis. En su país de residencia, Suiza, empezaron las clases el pasado lunes.
Hablando con mi hermana, me comentaba cuántas emociones están a flor de piel en estos momentos.
Estamos muy agradecidos porque lo está viviendo con mucha alegría y eso siempre reconforta, ¿verdad mamis?
Como le decía hace días, Primero de Primaria es de mis cursos favoritos (si no el que más). Sin duda.
Es un año mágico. Lleno de emociones. De sorpresas. De grandes progresos y descubrimientos.
Hay maestros que nunca quieren dar clase en este curso porque implica mucho trabajo y se "desesperan" porque los alumnos/as son muy pequeños y no avanzan todo lo rápido que a veces nos gustaría.
Es aquí donde voy a detenerme un poco porque este es un tema clave: las expectativas.
Queridos profes. Queridas familias...
¡Vamos a echar un poco el freno! Tenemos una manía de correr...
Por pasos.
Para profes
A todos los maestros que disfrutamos esta profesión tan bonita y apreciamos tanto con los detalles, nos encanta tener la clase preparada cuando vienen nuestros alumnos/as.Todo ordenado. El material listo. La clase decorada...
Yo misma he vivido ese agobio que querer tener la clase "perfecta" antes de que llegara el primer día de clases.
El año pasado, mismamente, estuve días hasta las 7 de la tarde en el cole: preparando rincones, forrando corchos y paredes, preparando la pizarra digital y el ordenador de aula, que nos dio bastantes problemillas (sobre todo al principio)...
La vida sabia te enseña que, por mucho que quieras ganarle horas al reloj, el tiempo es el que es.
A veces nos empeñamos en que las cosas sean a nuestra manera. Queremos controlarlo todo. Pensamos que si trabajamos duro, obtendremos los resultados que queremos tal y como lo habíamos imaginado... Y no es así.
Recuerdo un día a principios de septiembre. Eran las 7 y media de la tarde.
Mi chico me estuvo ayudando a montar una estantería que habíamos comprado nueva para la clase de 2º de Primaria y a mover las mesas para que no tuviera que hacerlo yo sola. Creo recordar que quedaban sólo un día o dos para que vinieran los niños.
Como os decía, el ordenador de mi clase no funcionaba, pero no estábamos seguros de si era la pizarra digital o el pc lo que estaba dando errores, así que pensé: "voy a buscar una alternativa porque necesito este recurso.
Decidimos ir a la antigua clase de Música, que en principio no se iba a usar, para ver si esa pizarra digital funcionaba y así planificar los primeros días contando con ese espacio.
Después de mover un ordenador de los antiguos, con su torre y su monitor; enchufar todos los cables; iniciar el ordenador... ¡La pizarra digital de estaba desconfigurada y no hubo forma de hacerla funcionar!
Recuerdo que miré el reloj y le dije: "Amor, déjalo. Vámonos a casa. Mañana será otro día."
Y es que llega un momento en que debemos ceder. Rendirnos y aceptar las cosas como vienen.
La vida nos dice "no" y nosotros nos frustramos.
¿No os ha pasado a vosotros también?
Pero si sabemos ver más allá, nos daremos cuenta de que en realidad no es un "no cerrado".
Es un "espera un poco más. Busca el camino. Busca... UNA ALTERNATIVA".
Hace años, recuerdo una conversación con mi hermana en la que me dijo:
"Hacemos planes pensando en que la vida será como es ahora mismo. Pero no es así.
La vida, en una semana, en un mes, en un año, nunca será igual.
Lo que debemos aprender para ser felices es la capacidad para ADAPTARNOS".
¡Pero qué razón tenía!
En la escuela, como en la vida, esto es el pan nuestro de cada día.
Los profes planeamos el curso con antelación. Los temas, las actividades, los tiempos...
Invertimos cantidad de tiempo en preparar materiales con muchísima ilusión.
Investigamos. Buscamos. Imprimimos. Creamos pancartas, murales, materiales manipulativos, cuentos, juegos...
¡Nos encanta! (A mí por lo menos y me consta que a muchos que me siguen, también.)
El querer tener la clase "perfecta" nos genera muchísima ansiedad.
Vamos al cole a primera hora, aprovechando que no hay niños/as y pensamos: "qué bien. Hoy me va a cundir un montón el día".
Pero luego siempre surgen cosas:
- Una reunión que se alarga.
- Una serie de llamadas o emails a los comerciales de las editoriales que no te han mandado el material cuando/como debían.
- Ayudas a una compañera que necesita que le echen una mano porque está recién llegada al cole.
Total. Que cuando quieres entrar en tu aula es así la hora de comer "y no has hecho NADA".
Comes algo rápido y te pones a limpiar y ordenar los libros de la biblioteca de aula.
A media tarde, te das cuenta de que estás agotada y tienes que hacer la compra o ir al médico o recoger algo que tenías encargado en una tienda.
Así que, finalmente, te vas a casa y sigues echando horas después de preparar la cena o recoger un poco o lo que sea.
¡Y eso si no tienes hijos o tu pareja/familiares te ayudan con esa tarea!
Conclusión. Es mucho mejor tomárselo con calma y humor.
¿Que no te ha dado tiempo a hacer el cartel de bienvenida? No pasa nada.
¿Que al final no has podido colgar el abecedario en la pared? Ya lo harás.
Tenemos mucho tiempo por delante.
También podemos pedir ayuda a alguna compañera (o compañero, que aunque pocos, también los hay) o incluir a los niños, cuando vengan en algunas actividades.
¡A los peques les encanta ayudar!
Claro que hay que tener en cuenta su edad. No es lo mismo una clase de niños de un año, dos o tres, que ya alumnos/as de 5 años, Primero o Segundo de Primaria.
Lo fundamental es que aprovechemos los primeros días para crear un clima en el aula de confianza.
Establecer rutinas. Conocer a los niños. Adaptándonos a sus necesidades y características.
Ir conociendo a las familias o, si ya las conocemos del año anterior, ir programando reuniones para que nos cuenten qué tal han pasado el verano o si hay algo que debamos tener en cuenta que haya pasado en estos meses...
Otras consideraciones importantes...
1.- Los niños viven el presente.
Por mucho que sus papás o nosotros les anticipemos lo que va a pasar a lo largo del día, las normas, etc. Se les olvidará.
Habrá que repetírselo un montón de veces. Siempre con cariño. Sin enfadarnos.
Hay que asumirlo. Tener paciencia y confiar en que cuando pasen unas semanas, aprenderán cómo tienen que hacer las cosas:
- La importancia de la puntualidad.
- La importancia del orden.
- La importancia del respeto.
- La importancia de la responsabilidad personal y la verdad.
- La importancia de ayudarse y pedir ayuda cuando la necesiten.
- Aprender a esperar.
- Aprender a ceder el turno.
Aún así. Según avance el curso, seguro que habrá momentos en los que tendrás que recordarles cómo queremos las cosas. Qué esperamos de ellos. Qué pasa si no realizamos las tareas que nos habían mandado o si no nos comportamos adecuadamente.
No estoy hablando de castigos ni de regañar (que a lo mejor, en un momento dado, toca). Sino de HABLAR CON LOS NIÑOS.
Muchos profes (y la gente en general) entienden que ellos "mandan". Que están por encima de los niños. El adulto es el que sabe y el que ordena y el niño tiene que obedecer.
Y cuando esto no es así. Cuando un niño no cumple con las normas, te desafía, te reta, te contesta. Tiene una conducta desadaptativa... Te enfadas. Le regañas. Le gritas. Le castigas.
Todos en un momento dado perdemos la paciencia. Decir otra cosa sería mentir.
Perder los nervios y reconocer nuestro error o nuestra debilidad no es malo. Da permiso también a nuestros alumnos a equivocarse.
Mi experiencia es que cuando tenemos un mal día, si se lo explicamos a los niños, aunque sea al día siguiente, lo entienden. ¡Y no sólo lo entienden! Sino que, poco a poco, van siendo más respetuosos y empáticos.
Un día, te ven mala cara y te preguntan "¿estás bien profe? Pareces cansada."
Y eso... ¡Es muy bonito!
2.- No deis nada por sentado.
Cuando entramos en una clase, nos encontramos 20 o 25 niños/as que son todos distintos.
Tienen familias distintas. Cada una con una forma de funcionar. Con unos hábitos y unos valores que pueden ser muy diferentes unos a otros.
La escuela es un lugar de encuentro. Donde se ponen en juego cantidad de factores.
No se trata (y en esto siempre insisto) de enseñar muchas Matemáticas o mucha Lengua o muchas Ciencias.
Claro que los contenidos curriculares son importantes y por eso están ahí.
Pero hay un "currículo oculto". Miles de cosas que se enseñan y/o se aprenden pero no están escritas en ningún sitio.
Las primeras semanas debemos establecer esa "base". Ir conociéndonos y, como decía antes, dejar claro a los peques lo que esperamos de ellos, lo que es aceptable y lo que no, dónde poner cada cosa...
3- Llevad un registro.
Los maestros tenemos tantas cosas en la cabeza, que es fácil "volverse loco".
Yo suelo tener varios cuadernos:
Para tutorías.
Para reuniones.
Para seguimiento de notas, calificaciones, registro de faltas, realización de tareas o trabajos, participación de aula...
Hay gente que lleva todo esto muy bien organizado en el ordenador, la tablet y el móvil.
Los hay más clásicos, que prefieren tenerlo todo en papel.
Y los hay como yo, que combinamos tecnología y materiales tradicionales como los cuadernos.
¿Qué cosas incluyo en el cuaderno de tutorías?
- Un genograma de cada alumno
Es una especie de árbol familiar. Un dibujo sintético que incluye información importante sobre la familia: edades y nombres de los familiares, número de hermanos, tipo de relación entre los miembros de la familia, fechas importantes...
Os dejo un ejemplo:
¿Cómo se interpreta esto?
Los círculos son mujeres.
Los cuadrados son hombres.
Las cruces significan que ha habido un fallecimiento.
Los números dentro de los círculos o cuadrados, son las edades.
Yo suelo marcar al niño con un doble círculo para saber qué lugar ocupa en la familia.
Por otra parte, las líneas también se pueden personalizar. Os voy a poner ejemplos de las que a mí me resultan más prácticas.
A la hora de conocer al niño y con el fin de ayudarle lo más posible, este tipo de herramientas nos dan mucha información y nos son muy útiles porque pueden explicar su comportamiento en un momento dado.
Por otra parte, si hay algún acontecimiento, como el nacimiento de un hermano o algo grave, como puede ser una relación conflictiva o un abuso, tenerlo en mente nos ayuda a empatizar más con el niño y ser más cuidadosos a la hora de tratar con él, hacer un seguimiento de sus tareas, etc.
Como comprenderéis, cuando hay conflictos familiares, el nivel de exigencia no puede ser el mismo que en una familia "funcional". Y con esto no quiero decir que se justifiquen las faltas de disciplina, sino que es información a tener en cuenta.
En ocasiones, podemos llegar a "castigar" al niño por situaciones que no son su responsabilidad.
Es importante tener esta información, tratarla con mucha discreción y compartirla cuando lo veamos necesario con otros maestros o profesionales que trabajen con el niño, sólo cuando sea necesario.
- Un resumen de la evolución del niño
Lo ideal es hacer un seguimiento diario o semanal, pero lo cierto es que no siempre tenemos tiempo.
Por eso, cuando tengas un hueco, te recomiendo que te sientes delante de tu cuaderno y pienses en cada uno de tus alumnos:
- Cuáles son sus puntos fuertes.
- En qué debe mejorar.
- Qué estrategias funcionan con él o ella.
- Qué aspectos concretos del lenguaje o las relaciones sociales deben ser trabajados en grupo.
- Qué cosas nos gustaría trabajar con la colaboración de la familia.
- Un resumen de los temas tratados y los acuerdos tomados con las familias.
Cuando yo atiendo a una mamá, a un papá o una abuelita, no me gusta estar tomando notas. Alguna vez he pedido permiso para apuntar alguna cosa que no quería que se me olvidara, pero procuro no estar escribiendo mientras estamos hablando.
¿Por qué? Porque resulta frío y distante.
Las tutorías son un tiempo y un espacio en los que desarrollar la confianza. En los que debemos mirarnos a los ojos, darnos la mano o un abrazo cuando lo necesitamos, contarnos cómo vemos al niño y sobre todo, dejar claro que estamos allí para AYUDAR.
Lo que suelo hacer es una vez me quedo sola o, si tengo prisa, en otro momento, intento recoger una síntesis de lo que hemos hablado, si les he dado algún consejo, si me han expresado alguna preocupación, si hay algún acontecimiento familiar que pueda estar afectando al peque, si hay algo que esté próximo que yo deba tener en cuenta (un viaje, una separación, el nacimiento de un hermano...)
De verdad que es muy útil porque nos ayuda a entender el comportamiento presente y futuro de los alumnos.
¿Para qué un cuaderno de reuniones?
Este cuaderno de reuniones ya no es con las familias, sino con nuestros compañeros, con el Equipo Directivo del centro o con algún organismo colaborador.
Tanto si somos tutores como sino.
Si somos miembros del Consejo Escolar del centro.
Si somos coordinadores de algún equipo.
Si estamos realizando algún proyecto de formación, un grupo de trabajo...
Si asistimos a reuniones de coordinación, claustros, etc.
Recomiendo 100% tener un único cuaderno para este fin.
Yo lo aprendí de una compañera el primer año que entré en la escuela pública.
En ese cuaderno pegas o grapas:
- El orden del día de las reuniones.
- Documentos que te facilite el Equipo Directivo, tales como: protocolos de actuación, normas del centro, proyectos para ese curso, esquema de la Programación Anual,...
A continuación, escribes todos los acuerdos tomados en las reuniones, fechas de entrega de documentos oficiales (como pueden ser los informes de tus alumnos o los documentos de centro que te soliciten)...
Cuadernos de seguimiento.
Estos cuadernos de registro sirven para tomar notas sobre el comportamiento, las calificaciones, las faltas de asistencia, la realización de tareas, la participación en clase...
Los más útiles para mí son los de Additio. Duplex o triplex.
Podemos hacer la lista de clase con la página web, lo que es muy útil porque así la podemos imprimir y pegar. Os dejo el enlace de descarga:
Estos cuadernos están plastificados y tienen, algunos de ellos, unas fundas al final que para mí son muy prácticas para guardar fotocopias, algún material que he hecho y no quiero que se me pierda, alguna nota importante, etc.
Tenemos otras herramientas "más modernas" para recoger esta información. Pero para hablaros sobre ellas, haré una entrada específica.
4.- Tened otros recursos para apuntar
Apuntar, ¿qué?
Ideas que se os ocurran, por ejemplo:
- Temas que os gustaría tratar con el grupo.
- Actividades que podéis hacer con un grupo o varias clases.
- Ideas para materiales.
- Ideas para posibles entradas del blog, si es que tenéis uno.
- Tareas que tenemos que realizar.
Podemos utilizar:
Una agenda de las de toda la vida, de papel.
Tener un cuaderno para este fin.
Utilizar herramientas digitales:
- El móvil.
- Vuestra cuenta de Google. Si no la tenéis, os recomiendo que os abráis una.
- La tableta o el ordenador, para realizar, consultar o modificar archivos de texto, buscar información...
¡Eso ya va en gustos!
Algunas aplicaciones que yo uso mucho en el teléfono son:
G tasks
Esta aplicación gratuita nos permite hacer listas de tareas. Podemos consultarla y actualizarla desde cualquier dispositivo.
También podéis descargaros un widget en el escritorio del teléfono de manera gratuita.
Esto es muy práctico porque de esta forma puedes verlo todo el tiempo y recordar de forma cómoda las cosas que tienes que hacer o comprar.
Google calendar
Este calendario de Google también es gratuito y modificable desde cualquier dispositivo con conexión a internet.
Te permite recoger recordatorios de citas personales y laborales y ponerte alarmas y mensajes.
Esto para mí es fundamental porque muchas veces me acuerdo de algo pero pasadas unas horas o unos días se me olvida. ¡Benditas alarmas!
Para familias
Siguiendo un poco la línea que he ido desarrollando, no puedo salvo recomendaros lo mismo:
- Paciencia.
- Tiempo y capacidad de observación de vuestros hijos.
- Desarrollar la capacidad de ponernos en su lugar.
- Disfrutar todo lo que podáis de los momentos que paséis juntos.
- Darles mucho cariño. Todos los besos y abrazos que os salgan.
En concreto, en lo que se refiere a "la vuelta al cole", no es necesario agobiar a los niños con mensajes que no les sirven para nada, del estilo:
"Ya no te queda nada para empezar el cole".
"Este año va a ser muy distinto. Tienes que esforzarte mucho y trabajar".
"Se te va a acabar tanto jugar. Este curso será muy difícil y hay que estudiar".
Esto sólo genera ansiedad y sentimientos negativos frente a la escuela.
Además, como os decía en la anterior entrada, hay una fusión "mamá-hijo" o "hijo-mamá".
Si nuestros hijos nos ven preocupados, nerviosos, hablando del cole constantemente, lo último que van a querer hacer es ir cuando toque.
Si os preguntan o quieren hablar del tema, por supuesto les daremos ese tiempo y espacio para hacerlo.
Pero sino, es mucho mejor que sigan disfrutando de las vacaciones. De sus tiempos de juego. De lectura. De dispersión. De dibujos. De cuentos... Su mundo de niños.
Lógicamente, habrá que comprar el material escolar y los libros. Si quieren, pueden acompañaros a adquirirlo. O revisar aquel material que tengamos de cursos anteriores, de hermanos o amigos que nos puedan prestar. Ver si está en buen estado. Poner nuestro nombre...
Tareas que debemos vivir con tranquilidad e ilusión.
Por último, os dejo un vídeo de Miriam Tirado donde nos habla un poco sobre la vuelta a la rutina.
Me gusta como resumen a esta entrada porque recoge un poco mi sentir y va en la línea de lo que os he ido contando por escrito.
Hace tiempo ya que no escribo una entrada y la verdad, no ha sido por falta de temas o ilusión.
Tengo muchas ideas pendientes y ojalá vayan saliendo...
- Periodo de adaptación a la escuela.
- Decoración de aula o de habitaciones infantiles.
- Actividades manipulativas para hacer en clase o en casa.
- Tutoriales e ideas para manualidades.
Como sabéis (y sino, os estáis enterando ahora), estoy esperando con muchísima ilusión la llegada de mi primera hija: Luz.
Estos 7 meses que llevamos juntas, han sido muy intensos.
Algunas personas opinarán que todavía no es "una personita". Que un bebé que todavía está gestándose, no puede considerarse "hijo" o yo "madre" hasta que no nazca.
Algunos, incluso, entienden que los niños hasta que no tienen 4 meses o incluso, más de un año, "no son personas". Los niños/as no se enteran "de nada". Sí. A veces lloran. A veces duermen. Comen. Se manchan... Pero no son personas porque no "interactúan".
Bueno. Esto no es así.
En verdad, los bebés sienten exactamente lo que nosotras sentimos. Las mamás.
Ya desde que son bien chiquitos, experimentan cantidad de sensaciones y emociones.
Claro que no saben aún ponerle palabras o no entienden por qué se sienten como se sienten. Pero SIENTEN.
A medida que van creciendo, ya en la tripita de mamá, se van haciendo notar.
Se mueven. Se estiran. Se comunican.
Están completamente fusionados con nosotras y perciben nuestra alegría, nuestra angustia... Todo lo que nos pasa.
A medida que se van desarrollando sus sentidos y sistema nervioso, van reconociendo nuestra voz. Ya saben que la mano que está transmitiendo su calor es la de mamá y la de papá. ¡Y empiezan a contestar!
Es algo mágico que he experimentado a lo largo de este verano.
A veces, hay una música o una comida que le gusta y me lo hace saber, moviéndose más.
Otras veces, cuando le hablo o le pregunto "gordita, ¿estás bien?", me contesta en forma de patadita.
Esa conexión o "fusión emocional" se inicia en estos momentos pero durará para siempre.
Puede que tu hijo ya no sea un bebé.
Quizá ya ni siquiera sea un niño pequeño.
Pero está conectado contigo.
Tendrá gestos parecidos a los tuyos. Gustos similares (¡o todo lo contrario!). Valores. Manías. Formas de sentir y expresar que son consecuencia de lo que habéis vivido juntos mamá-bebé o bebé-mamá.
Yo, que siempre he sido bastante intuitiva y observadora, ya "sabía" esto.
Sin embargo, saber y SENTIR son cosas muy diferentes...
Como maestra y psicopedagoga, a lo largo de mis años de experiencia, siempre he intentado "conectar" con mis alumnos/as.
Empatizo mucho con los niños/as. Me preocupo por cómo se sienten. Qué me dicen con palabras y gestos. Observo cómo se relacionan y se comportan.
Sufro y río con ellos. Me llenan de amor. ¡Así es!
Por eso he disfrutado y disfruto mucho mi profesión.
Progresivamente, he ido conectando también con las mamás (o papás) con las que me he ido encontrando. Es por eso que, en este momento quiero deciros a todos y cada uno: "GRACIAS".
Gracias en primer lugar por haberos atrevido a vivir la aventura de la maternidad/paternidad.
Por tener niños tan maravillosos. Llenos de matices. De cariño. De alegría. De retos. De aprendizaje.
Gracias también por la confianza que habéis depositado en mí y en la escuela donde hemos vivido juntos tantos momentos.
Gracias por haber estado dispuestos a colaborar. A escuchar. A participar. A aprender con vuestros hijos y conmigo. A seguir creciendo.
Ahora, más que nunca, entiendo tantas cosas...
Os pido perdón a aquellos a quienes os he dicho cosas en un momento dado que no estabais preparados para escuchar o afrontar. Claro que siempre que he detectado algo lo he comunicado con el fin de ayudar. De ponernos a trabajar JUNTOS para que el niño avance y sea fuerte. Feliz.
Pero ahora veo claramente que a veces no queremos o necesitamos escuchar ciertas cosas.
Porque nos duelen.
Porque nos hacen cuestionarnos a nosotros mismos.
Porque remueven nuestros miedos o inseguridades.
Porque esa fusión "mamá-hijo" o "hijo-mamá" nos hace sufrir muchas veces, aunque también nos llena de satisfacción muchas otras.
Porque, la mayoría de las veces, cuando hacemos las cosas de una determinada forma es porque no hemos sabido o podido hacerlo mejor.
Porque como madres, nosotras también "sabemos" o "intuimos" cuando nuestro hijo no está del todo bien o tiene cosas que superar, pero no tenemos las herramientas para ayudarle a crecer.
Las personas. Las maestras. Otras mamás... En general, la sociedad entiende que tiene derecho a opinar sobre nuestro modelo de crianza. Qué está bien o mal.
Entiendo que es difícil.
Tener hijos, en sí mismo, es muy sencillo, ¿no?
Sin embargo, una vez el niño "ya está aquí", hay que vivir el día a día.
Hay que tomar cantidad de decisiones.
A veces, esas decisiones son sencillas:
- Le pongo la camiseta azul o la verde.
- Le doy plátano o manzana para merendar.
- Vamos a la piscina o al parque esta tarde.
Pero hay otras muchas decisiones que no son nada fáciles de tomar.
Muchas de ellas son inconscientes. Están relacionadas con lo que vivimos nosotros de niños/as o incluso, con lo que vivieron nuestros antepasados.
Algunos de vosotros os sorprenderéis al leer esto. Pero es totalmente cierto.
Somos consecuencia de generaciones y generaciones de relaciones.
De emociones. De palabras y actos que quedan marcados en nosotros.
Voy a poner ejemplos para verlo más claro. Ya desde que estás embarazada, mucha gente te dice:
"Cuando nazca, lo que tienes que hacer es..."
- Dejarlo en su cuna con varios chupetes, si son fluorescentes mejor, porque así no te despierta. - Dormirle con un peluche encima del cuerpo para que "piense" que sigues ahí. - Pasarle a la otra habitación antes de que empiece a ser "personita", es decir a los 3 o 4 meses. - Ponerle el chupete. - Darle el pecho lo justo y necesario. Y sino se lo das ¡tampoco pasa nada! - No cogerle en brazos. - Dejarle llorar. - No acostumbrarle a ti, que luego sufre mucho cuando tengas que incorporarte.
Y luego hay otra gente. Vamos a llamarlos, con cariño, los "progres".
"Lo que tienes que hacer es..."
- Darle el pecho a demanda. - Dormir con él (o ella) en tu cama. - No usar chupete. - No dejarle llorar. - Dejar que se exprese a través del llanto. - Cogerte una excedencia o reducción de jornada. - No llevarle a la "guarde". - Dejarle con sus abuelos.
Y así, un largo etc.
Algunas de estas personas son madres y otras no.
En cualquier caso, te dicen todo eso porque es lo que ellas han vivido.
Lo que hicieron con ellas sus madres. Lo que piensan que es "mejor".
Puede que algunas de ellas hayan hecho esas cosas aún sintiendo que deberían hacer lo contrario.
He escuchado mamás o compañeras de profesión que me dicen:
"Yo al principio le cogía. Le daba besitos. Le acariciaba. Le dormía en brazos y ERA FELIZ.
Un día, me dijeron:
- Lo vas a malacostumbrar.
- Verás cómo va a sufrir cuando tú no estés.
- Quita. Que te enseño cómo hay que hacerlo.
Y entonces pensé: tiene razón. Gracias por enseñarme".
Cuando oigo estas historias, siento decir que ¡se me ponen los pelos de punta!
¡Qué falta de respeto y empatía!
Tú te estabas guiando por tu instinto y siendo feliz. Tu bebé estaba feliz también.
¿Por qué cambiar?
¡Qué manía de jugar con nuestras emociones! Con nuestras inseguridades y nuestros miedos. ¡Ya está bien de tanta amenaza! Que parece que la gente disfruta más viéndote amargada y estresada que feliz.
No, hombre. ¡No!
Puede que llegue un día en el que te tengas que incorporar a trabajar (y ese día esté cerca). Depende de tus posibilidades o de tu decisión personal, eso será unos meses antes o después.
Puede que tu jornada laboral sea corta o larga. Que no llegues hasta tarde a casa y no te quede otro remedio que dejarlo en una Escuela Infantil, con los abuelos o con alguien que "le cuide".
Pero NO HOY.
Hoy ese bebé aún sigue dentro de ti.
Hoy ese bebé sólo tiene unas semanas o unos meses y todavía "no sabe" que "ha salido al mundo".
Hoy, tú misma vives en esa burbuja de amor y aprendizaje constante.
Tú tienes que vivir por ti misma lo que sientes y quieres. Y ver con tus propios ojos lo que siente y quiere tu bebé. Porque te lo va a decir.
¡Sin duda!
Con su mirada. Con sus gestos relajados. Con su llanto.
Con sus palabras cuando sepa hablar...
Reivindico el ritmo lento. La presencia y la conciencia.
El disfrutar del momento.
El poder descansar. Respirar. Hacer las cosas con calma mientras podamos.
Algunos de vosotros sabréis que yo, inicialmente, siempre quise estudiar medicina. Pediatría.
Es ahora, a raíz del embarazo, cuando estoy retomando algunas de estas inquietudes.
Leo. Investigo. Aprendo.
Hace poco, leyendo un libro de consultas pediátricas, leí una frase que me marcó y venía a decir algo así.
"¿Qué es mejor? ¿Haber sido feliz y echarlo de menos? ¿O no haber sido feliz nunca para así no sentir nada?"
Cada uno que decida la opción que mejor le va.
Personalmente, prefiero vivir intensamente este tiempo con mi bebé. Los dos meses (como máximo) que quedan de "barriguita" y todo lo que venga después.
Al igual que el verano pasado viví intensamente con mi pareja el disfrutar el uno del otro a solas. Los viajes.
Los momentos en los que he pasado horas investigando y viendo cómo sorprender a mis alumnos, para luego hacer mil cosas con ellos dentro del aula.
Para muchas mamás y papás ya están a punto de terminar las vacaciones.
A lo mejor incluso os habéis tenido que incorporar al trabajo y estáis haciendo malabares para gestionar el tiempo que queda antes de que los niños "vuelvan al cole".
Sea como sea, no perdáis la ocasión de disfrutar de lo que queda antes de la vuelta a la rutina.
Pasad tiempo de calidad con vuestros hijos. Jugad. Leed juntos. Aprovechad para ir a todos aquellos sitios que durante el año, con el frío y las prisas, nunca tenéis tiempo.
Dadles los besos y los achuchones que os nazcan u os apetezca darles.
Sed inmensamente felices y no penséis ni anticipéis la angustia del "inicio de curso". Cuando llegue el momento, entre todos, profesionales y familiares, intentaremos que los niños estén lo mejor posible y que se vayan adaptando.
Eso no será cuestión de un día. Ni de unas horas.
Ni de una semana.
Como dice una periodista que escribe sobre maternidad, crianza consciente y respetuosa, que sigo hace poco, Míriam Tirado, "es una carrera de fondo".
Os dejo unos links a páginas que estoy siguiendo y me están gustando mucho: