viernes, 30 de septiembre de 2011

El principio del viaje



Las pequeñas cosas. Las pequeñas cosas.
Esa mirada dulce. La sonrisa tímida.
Esa vocecita que aparece de la nada.
Aquel comentario que no esperas.
Ser testigo a sus ojos, de aquel descubrimiento.
La magia de lo que ayer parecía imposible.


Estar guapa a sus ojos todos los días,
aunque te sientas desteñida o fluorescente


El abrazo que da más calorcito y paz del día


Ir andando y sentir, de repente,
esa manita, agarrada a la tuya.


Es la luz en un día gris y frío como hoy.


Todo lo que te pueda hacer reír, llorar y enfadar.
Todos los secretos que puedas llegar a compartir.


Las pequeñas cosas. Las pequeñas cosas. 


He querido comenzar con estas "palabritas" que escribí hace unos meses.


Este blog nace de la ilusión por compartir ideas y emociones.
Poquito a poco, iré compartiendo reflexiones sobre la infancia.


Como digo en el título, en la observación y el silencio, voy aprendiendo acerca de cómo son los niños y sobre lo que, bajo mi punto de vista, necesitan.


Lo primero y fundamental, es bajar a su altura: física y emocionalmente. 


Hay que agacharse y estar receptivo. A lo que nos quieran contar. Muchas veces, una caricia, una sonrisa, cogerles la manita, es suficiente para que empiecen a abrirse y a invitarnos a su mundo mágico y algo "loco" para nosotros, los adultos.


Los niños/as tienen la edad que tienen. Desde aquí, yo pediría tanto a papás, como a compañeros, que no los hicieran ni más bebés ni más mayores de lo que realmente son. 
Disfrutemos juntos de ese viaje tan bonito y a veces un poco "complicadillo" hacia el aprendizaje y el desarrollo.


Espero que me acompañéis...
¡Bienvenidos sean los comentarios!



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