sábado, 27 de agosto de 2016

Periodo de adaptación

Hoy os voy a hablar del periodo de adaptación de los niños a la escuela.

¡El motivo principal de escribir esta entrada es que mi sobrina Carlota ya ha empezado el cole!


Los que estéis en España diréis: ¿tan pronto?

No os asustéis. En su país de residencia, Suiza, empezaron las clases el pasado lunes.

Hablando con mi hermana, me comentaba cuántas emociones están a flor de piel en estos momentos.
Estamos muy agradecidos porque lo está viviendo con mucha alegría y eso siempre reconforta, ¿verdad mamis?

Como le decía hace días, Primero de Primaria es de mis cursos favoritos (si no el que más). Sin duda.
Es un año mágico. Lleno de emociones. De sorpresas. De grandes progresos y descubrimientos.

Hay maestros que nunca quieren dar clase en este curso porque implica mucho trabajo y se "desesperan" porque los alumnos/as son muy pequeños y no avanzan todo lo rápido que a veces nos gustaría.

Es aquí donde voy a detenerme un poco porque este es un tema clave: las expectativas.

Queridos profes. Queridas familias...
¡Vamos a echar un poco el freno! Tenemos una manía de correr...

Por pasos.

Para profes

A todos los maestros que disfrutamos esta profesión tan bonita y apreciamos tanto con los detalles, nos encanta tener la clase preparada cuando vienen nuestros alumnos/as.Todo ordenado. El material listo. La clase decorada...

Yo misma he vivido ese agobio que querer tener la clase "perfecta" antes de que llegara el primer día de clases.

El año pasado, mismamente, estuve días hasta las 7 de la tarde en el cole: preparando rincones, forrando corchos y paredes, preparando la pizarra digital y el ordenador de aula, que nos dio bastantes problemillas (sobre todo al principio)...

La vida sabia te enseña que, por mucho que quieras ganarle horas al reloj, el tiempo es el que es.

A veces nos empeñamos en que las cosas sean a nuestra manera. Queremos controlarlo todo. Pensamos que si trabajamos duro, obtendremos los resultados que queremos tal y como lo habíamos imaginado... Y no es así.

Recuerdo un día a principios de septiembre. Eran las 7 y media de la tarde.

Mi chico me estuvo ayudando a montar una estantería que habíamos comprado nueva para la clase de 2º de Primaria y a mover las mesas para que no tuviera que hacerlo yo sola. Creo recordar que quedaban sólo un día o dos para que vinieran los niños.

Como os decía, el ordenador de mi clase no funcionaba, pero no estábamos seguros de si era la pizarra digital o el pc lo que estaba dando errores, así que pensé: "voy a buscar una alternativa porque necesito este recurso.

Decidimos ir a la antigua clase de Música, que en principio no se iba a usar, para ver si esa pizarra digital funcionaba y así planificar los primeros días contando con ese espacio.

Después de mover un ordenador de los antiguos, con su torre y su monitor; enchufar todos los cables; iniciar el ordenador... ¡La pizarra digital de estaba desconfigurada y no hubo forma de hacerla funcionar!

Recuerdo que miré el reloj  y le dije: "Amor, déjalo. Vámonos a casa. Mañana será otro día."

Y es que llega un momento en que debemos ceder. Rendirnos y aceptar las cosas como vienen.

La vida nos dice "no" y nosotros nos frustramos.

¿No os ha pasado a vosotros también?

Pero si sabemos ver más allá, nos daremos cuenta de que en realidad no es un "no cerrado".
Es un "espera un poco más. Busca el camino. Busca... UNA ALTERNATIVA".

Hace años, recuerdo una conversación con mi hermana en la que me dijo:

"Hacemos planes pensando en que la vida será como es ahora mismo. Pero no es así.
La vida, en una semana, en un mes, en un año, nunca será igual.
Lo que debemos aprender para ser felices es la capacidad para ADAPTARNOS".

¡Pero qué razón tenía!

En la escuela, como en la vida, esto es el pan nuestro de cada día.

Los profes planeamos el curso con antelación. Los temas, las actividades, los tiempos...

Invertimos cantidad de tiempo en preparar materiales con muchísima ilusión.
Investigamos. Buscamos. Imprimimos. Creamos pancartas, murales, materiales manipulativos, cuentos, juegos...

¡Nos encanta! (A mí por lo menos y me consta que a muchos que me siguen, también.)

El querer tener la clase "perfecta" nos genera muchísima ansiedad.

Vamos al cole a primera hora, aprovechando que no hay niños/as y pensamos: "qué bien. Hoy me va a cundir un montón el día".

Pero luego siempre surgen cosas:

- Una reunión que se alarga.
- Una serie de llamadas o emails a los comerciales de las editoriales que no te han mandado el material cuando/como debían.
- Ayudas a una compañera que necesita que le echen una mano porque está recién llegada al cole.

Total. Que cuando quieres entrar en tu aula es así la hora de comer "y no has hecho NADA".

Comes algo rápido y te pones a limpiar y ordenar los libros de la biblioteca de aula.
A media tarde, te das cuenta de que estás agotada y tienes que hacer la compra o ir al médico o recoger algo que tenías encargado en una tienda.

Así que, finalmente, te vas a casa y sigues echando horas después de preparar la cena o recoger un poco o lo que sea.

¡Y eso si no tienes hijos o tu pareja/familiares te ayudan con esa tarea!

Conclusión. Es mucho mejor tomárselo con calma y humor.

¿Que no te ha dado tiempo a hacer el cartel de bienvenida? No pasa nada.
¿Que al final no has podido colgar el abecedario en la pared? Ya lo harás.

Tenemos mucho tiempo por delante.

También podemos pedir ayuda a alguna compañera (o compañero, que aunque pocos, también los hay) o incluir a los niños, cuando vengan en algunas actividades.

¡A los peques les encanta ayudar!

Claro que hay que tener en cuenta su edad. No es lo mismo una clase de niños de un año, dos o tres, que ya alumnos/as de 5 años, Primero o Segundo de Primaria.

Lo fundamental es que aprovechemos los primeros días para crear un clima en el aula de confianza.
Establecer rutinas. Conocer a los niños. Adaptándonos a sus necesidades y características.
Ir conociendo a las familias o, si ya las conocemos del año anterior, ir programando reuniones para que nos cuenten qué tal han pasado el verano o si hay algo que debamos tener en cuenta que haya pasado en estos meses...

Otras consideraciones importantes...

1.- Los niños viven el presente.

Por mucho que sus papás o nosotros les anticipemos lo que va a pasar a lo largo del día, las normas, etc. Se les olvidará.

Habrá que repetírselo un montón de veces. Siempre con cariño. Sin enfadarnos.

Hay que asumirlo. Tener paciencia y confiar en que cuando pasen unas semanas, aprenderán cómo tienen que hacer las cosas:

- La importancia de la puntualidad.
- La importancia del orden.
- La importancia del respeto.
- La importancia de la responsabilidad personal y la verdad.
- La importancia de ayudarse y pedir ayuda cuando la necesiten.
- Aprender a esperar.
- Aprender a ceder el turno.

Aún así. Según avance el curso, seguro que habrá momentos en los que tendrás que recordarles cómo queremos las cosas. Qué esperamos de ellos. Qué pasa si no realizamos las tareas que nos habían mandado o si no nos comportamos adecuadamente.

No estoy hablando de castigos ni de regañar (que a lo mejor, en un momento dado, toca). Sino de HABLAR CON LOS NIÑOS.

Muchos profes (y la gente en general) entienden que ellos "mandan". Que están por encima de los niños. El adulto es el que sabe y el que ordena y el niño tiene que obedecer.

Y cuando esto no es así. Cuando un niño no cumple con las normas, te desafía, te reta, te contesta. Tiene una conducta desadaptativa... Te enfadas. Le regañas. Le gritas. Le castigas.

Todos en un momento dado perdemos la paciencia. Decir otra cosa sería mentir.

Perder los nervios y reconocer nuestro error o nuestra debilidad no es malo. Da permiso también a nuestros alumnos a equivocarse.

Mi experiencia es que cuando tenemos un mal día, si se lo explicamos a los niños, aunque sea al día siguiente, lo entienden. ¡Y no sólo lo entienden! Sino que, poco a poco, van siendo más respetuosos y empáticos.

Un día, te ven mala cara y te preguntan "¿estás bien profe? Pareces cansada."

Y eso... ¡Es muy bonito!

 2.- No deis nada por sentado.

Cuando entramos en una clase, nos encontramos 20 o 25 niños/as que son todos distintos.
Tienen familias distintas. Cada una con una forma de funcionar. Con unos hábitos y unos valores que pueden ser muy diferentes unos a otros.

La escuela es un lugar de encuentro. Donde se ponen en juego cantidad de factores.
No se trata (y en esto siempre insisto) de enseñar muchas Matemáticas o mucha Lengua o muchas Ciencias.

Claro que los contenidos curriculares son importantes y por eso están ahí.
Pero hay un "currículo oculto". Miles de cosas que se enseñan y/o se aprenden pero no están escritas en ningún sitio.

Las primeras semanas debemos establecer esa "base". Ir conociéndonos y, como decía antes, dejar claro a los peques lo que esperamos de ellos, lo que es aceptable y lo que no, dónde poner cada cosa...

3- Llevad un registro.

Los maestros tenemos tantas cosas en la cabeza, que es fácil "volverse loco".

Yo suelo tener varios cuadernos:

  • Para tutorías.
  • Para reuniones.
  • Para seguimiento de notas, calificaciones, registro de faltas, realización de tareas o trabajos, participación de aula...
Hay gente que lleva todo esto muy bien organizado en el ordenador, la tablet y el móvil.
Los hay más clásicos, que prefieren tenerlo todo en papel.
Y los hay como yo, que combinamos tecnología y materiales tradicionales como los cuadernos.

¿Qué cosas incluyo en el cuaderno de tutorías?

- Un genograma de cada alumno

Es una especie de árbol familiar. Un dibujo sintético que incluye información importante sobre la familia: edades y nombres de los familiares, número de hermanos, tipo de relación entre los miembros de la familia, fechas importantes...

Os dejo un ejemplo:

¿Cómo se interpreta esto?

Los círculos son mujeres.
Los cuadrados son hombres.
Las cruces significan que ha habido un fallecimiento.
Los números dentro de los círculos o cuadrados, son las edades.
Yo suelo marcar al niño con un doble círculo para saber qué lugar ocupa en la familia.

Por otra parte, las líneas también se pueden personalizar. Os voy a poner ejemplos de las que a mí me resultan más prácticas.
A la hora de conocer al niño y con el fin de ayudarle lo más posible, este tipo de herramientas nos dan mucha información y nos son muy útiles porque pueden explicar su comportamiento en un momento dado. 

Por otra parte, si hay algún acontecimiento, como el nacimiento de un hermano o algo grave, como puede ser una relación conflictiva o un abuso, tenerlo en mente nos ayuda a empatizar más con el niño y ser más cuidadosos a la hora de tratar con él, hacer un seguimiento de sus tareas, etc.

Como comprenderéis, cuando hay conflictos familiares, el nivel de exigencia no puede ser el mismo que en una familia "funcional". Y con esto no quiero decir que se justifiquen las faltas de disciplina, sino que es información a tener en cuenta.

En ocasiones, podemos llegar a "castigar" al niño por situaciones que no son su responsabilidad.

Es importante tener esta información, tratarla con mucha discreción y compartirla cuando lo veamos necesario con otros maestros o profesionales que trabajen con el niño, sólo cuando sea necesario.

- Un resumen de la evolución del niño

Lo ideal es hacer un seguimiento diario o semanal, pero lo cierto es que no siempre tenemos tiempo.
Por eso, cuando tengas un hueco, te recomiendo que te sientes delante de tu cuaderno y pienses en cada uno de tus alumnos:

- Cuáles son sus puntos fuertes.
- En qué debe mejorar.
- Qué estrategias funcionan con él o ella.
- Qué aspectos concretos del lenguaje o las relaciones sociales deben ser trabajados en grupo.
- Qué cosas nos gustaría trabajar con la colaboración de la familia.

- Un resumen de los temas tratados y los acuerdos tomados con las familias.

Cuando yo atiendo a una mamá, a un papá o una abuelita, no me gusta estar tomando notas. Alguna vez he pedido permiso para apuntar alguna cosa que no quería que se me olvidara, pero procuro no estar escribiendo mientras estamos hablando.

¿Por qué? Porque resulta frío y distante.

Las tutorías son un tiempo y un espacio en los que desarrollar la confianza. En los que debemos mirarnos a los ojos, darnos la mano o un abrazo cuando lo necesitamos, contarnos cómo vemos al niño y sobre todo, dejar claro que estamos allí para AYUDAR.

Lo que suelo hacer es una vez me quedo sola o, si tengo prisa, en otro momento, intento recoger una síntesis de lo que hemos hablado, si les he dado algún consejo, si me han expresado alguna preocupación, si hay algún acontecimiento familiar que pueda estar afectando al peque, si hay algo que esté próximo que yo deba tener en cuenta (un viaje, una separación, el nacimiento de un hermano...)

De verdad que es muy útil porque nos ayuda a entender el comportamiento presente y futuro de los alumnos.

¿Para qué un cuaderno de reuniones?

Este cuaderno de reuniones ya no es con las familias, sino con nuestros compañeros, con el Equipo Directivo del centro o con algún organismo colaborador.

Tanto si somos tutores como sino.
Si somos miembros del Consejo Escolar del centro.
Si somos coordinadores de algún equipo.
Si estamos realizando algún proyecto de formación, un grupo de trabajo...
Si asistimos a reuniones de coordinación, claustros, etc.
Recomiendo 100% tener un único cuaderno para este fin.

Yo lo aprendí de una compañera el primer año que entré en la escuela pública.

En ese cuaderno pegas o grapas:

- El orden del día de las reuniones.
- Documentos que te facilite el Equipo Directivo, tales como: protocolos de actuación, normas del centro, proyectos para ese curso, esquema de la Programación Anual,...

A continuación, escribes todos los acuerdos tomados en las reuniones, fechas de entrega de documentos oficiales (como pueden ser los informes de tus alumnos o los documentos de centro que te soliciten)...


Cuadernos de seguimiento.

Estos cuadernos de registro sirven para tomar notas sobre el comportamiento, las calificaciones, las faltas de asistencia, la realización de tareas, la participación en clase...

Los más útiles para mí son los de Additio. Duplex o triplex.


Podemos hacer la lista de clase con la página web, lo que es muy útil porque así la podemos imprimir y pegar. Os dejo el enlace de descarga:

Estos cuadernos están plastificados y tienen, algunos de ellos, unas fundas al final que para mí son muy prácticas para guardar fotocopias, algún material que he hecho y no quiero que se me pierda, alguna nota importante, etc.

Tenemos otras herramientas "más modernas" para recoger esta información. Pero para hablaros sobre ellas, haré una entrada específica.

4.- Tened otros recursos para apuntar

Apuntar, ¿qué?
Ideas que se os ocurran, por ejemplo:

- Temas que os gustaría tratar con el grupo.
- Actividades que podéis hacer con un grupo o varias clases.
- Ideas para materiales.
- Ideas para posibles entradas del blog, si es que tenéis uno.
- Tareas que tenemos que realizar.

Podemos utilizar:

Una agenda de las de toda la vida, de papel.
Tener un cuaderno para este fin.
Utilizar herramientas digitales:

- El móvil.
- Vuestra cuenta de Google. Si no la tenéis, os recomiendo que os abráis una.
- La tableta o el ordenador, para realizar, consultar o modificar archivos de texto, buscar información...

¡Eso ya va en gustos!

Algunas aplicaciones que yo uso mucho en el teléfono son:

G tasks
Esta aplicación gratuita nos permite hacer listas de tareas. Podemos consultarla y actualizarla desde cualquier dispositivo.

También podéis descargaros un widget en el escritorio del teléfono de manera gratuita.

Esto es muy práctico porque de esta forma puedes verlo todo el tiempo y recordar de forma cómoda las cosas que tienes que hacer o comprar.

Google calendar

Este calendario de Google también es gratuito y modificable desde cualquier dispositivo con conexión a internet.

Te permite recoger recordatorios de citas personales y laborales y ponerte alarmas y mensajes. 

Esto para mí es fundamental porque muchas veces me acuerdo de algo pero pasadas unas horas o unos días se me olvida. ¡Benditas alarmas!


Para familias

Siguiendo un poco la línea que he ido desarrollando, no puedo salvo recomendaros lo mismo:

- Paciencia.
- Tiempo y capacidad de observación de vuestros hijos.
- Desarrollar la capacidad de ponernos en su lugar.
- Disfrutar todo lo que podáis de los momentos que paséis juntos.
- Darles mucho cariño. Todos los besos y abrazos que os salgan.

En concreto, en lo que se refiere a "la vuelta al cole", no es necesario agobiar a los niños con mensajes que no les sirven para nada, del estilo:

"Ya no te queda nada para empezar el cole".
"Este año va a ser muy distinto. Tienes que esforzarte mucho y trabajar".
"Se te va a acabar tanto jugar. Este curso será muy difícil y hay que estudiar".

Esto sólo genera ansiedad y sentimientos negativos frente a la escuela.

Además, como os decía en la anterior entrada, hay una fusión "mamá-hijo" o "hijo-mamá".

Si nuestros hijos nos ven preocupados, nerviosos, hablando del cole constantemente, lo último que van a querer hacer es ir cuando toque.

Si os preguntan o quieren hablar del tema, por supuesto les daremos ese tiempo y espacio para hacerlo.

Pero sino, es mucho mejor que sigan disfrutando de las vacaciones. De sus tiempos de juego. De lectura. De dispersión. De dibujos. De cuentos... Su mundo de niños.

Lógicamente, habrá que comprar el material escolar y los libros. Si quieren, pueden acompañaros a adquirirlo. O revisar aquel material que tengamos de cursos anteriores, de hermanos o amigos que nos puedan prestar. Ver si está en buen estado. Poner nuestro nombre...

Tareas que debemos vivir con tranquilidad e ilusión.

Por último, os dejo un vídeo de Miriam Tirado donde nos habla un poco sobre la vuelta a la rutina. 
Me gusta como resumen a esta entrada porque recoge un poco mi sentir y va en la línea de lo que os he ido contando por escrito.

¡Disfrutad mucho del fin de semana!

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