Se trata de dejar en la mesilla de noche un cuaderno para escribir. Podríamos llamarle "el cuaderno de las GRACIAS".
Antes de dormir, escribimos cuáles han sido las cosas que nos han hecho felices ese día (cómo, con quién, cuándo...) de manera que seamos más conscientes de todos esos pequeños momentos que nos hacen sentir tan bien.
Se me ocurre... ¿Por qué no tener un "cuaderno de las gracias" en el aula?
Por qué no dedicar un tiempo, al final de la semana o del día, para compartir y escribir qué cosas nos han gustado, nos han hecho sonreír.
Con demasiada frecuencia, infravaloramos el poder de un detalle, una sonrisa, una palabra amable, la oreja de alguien dispuesto a escuchar, un cumplido sincero, o el más pequeño acto de cariño, todos ellos tienen el potencial de dar la vuelta a las cosas.
De cambiar una vida
Sed agradecidos. Sed generosos.
Enseñad a vuestros alumnos y a vuestros hijos la importancia de estos valores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario